lunes

pRemoNiciones anTes De qUe la eSquina fueSe eSquina

Carta abierta a mi amigo y a toda su cohorte de insospechados maleantes, pero dirigida no a ellos sino a todos los demás.

Aunque no siempre quede claro, la espera en la que te esquino, esto es ficción y no un parte de guerra, es ante todo un hogar y no otra cosa. Mentira. Es ante todo otras cosas, pero un hogar en cualquier caso. De hecho, he visto allí un sombrero. Aunque de eso ya hablaré en otro momento o quizá nunca, dependerá del café y de los bizcochos. Me gustan tiernos y así como amarillitos por dentro y marroncitos por fuera. Entonces, si acabo engulliendo y no escupiendo o maldiciendo, hablaré de los sombreros y de cómo fueron a parar a mi cocotera, y de ella a la repisa de entrando a la izquierda, cuidado con los escalones. El botiquín está en la caja de madera. Se puede dormir junto a él o en la nevera. En verano es un hogar fresco y en invierno más bien cálido. Pero, este hogar es, ante todo, muchas otras cosas.

El nombre es un palindromo conceptual que no literal, que surge de no se dónde pero que viene a instalarse en las conciencias e inconsciencias de algunas personas, gringos y serpientes elefante, que aunque atragantadas de codicia, mueven el esqueleto al tun tun y cuando llegan al pam pam, danzas del vientre y mucho vino. La encrucijada, en todo caso, surge para poner un techo sobre la persona de D, pues éste es friolero los dias pares y húmedo los impares (aunque los pares también se moje un poquito). Pronto a D lo del techo le importa menos y se trae un WC o arregla el que ya había, vete tú a saber. Una vez el susodicho está instalado, el arte, los amigos y otras cosas empiezan a fluir, caen por la vida palmesana como un torrente que se llena inexplicablemente, no llueve pero hay agua, todo un misterio en tierras mediterráneas. Hay un señor que me dice que se trata de un manantial oculto, él afirma que lo ha visto, pero como toda prueba rara y no fiable, se la guarda para sus adentros, dónde quedará definitivamente irrefutada. Yo no digo nada pero el señor es feo, pero no por ello vamos a comentarlo más de lo innecesario, es feo y punto. Algo se mueve, parece decir desde su erguida estatura, eso es todo.

Por lo del hombre feo pero no sólo por ello, la esquina que es hogar pero casi siempre otras cosas, se convierte en un manantial que se intuye pero no se ve, está muy profundo y por eso, las ganas de bajar y buscar y esas cosas. Creo que de ahí lo de ésta carta abierta y no cerrada. En el fondo da igual que el señor sea feo o no, dejemos ya en paz al pobre viejo, lo que cuenta realmente es que el manantial está cerca, y aunque no exista o eso crean, existe. Está entre las ideas y las cabezas, entre las cosas que unos piensan y otros expresan, porque el manantial no es de agua es de fuerza, lo anterior era un intento, un boceto y un esbozo. Flanes de las estrellas, bajad y no os preocupeis, fuera no hay nada que no esté dentro. Animales con y sin cabeza, réptiles de otras épocas, gusanitos y cascarones, montañas y mares, mujeres y ciervos, hombres y demás cosas, SED LO QUE HACEIS o HACED LO QUE SOIS. Por eso las artes sin borde, por eso los cuadros sin marco o con marco, por eso una escultura en vez de una lamparita, por eso la terraza es la calle y no muros enlazados, por eso unos en el siglo doce y otros en el catorce, unos aún no sabemos ni qué somos. Por eso os llamamos e invitamos, porque todo queda por hacer en una isla que no es isla, que es de roca y es de arena, una isla salida de entre los pinos para acabar siendo nada más y nada menos que esta esquina.

Una esquina para hacer y deshacer, hablar, cocinar, fumar y leer, pensar, dibujar y moldear, fotografiar, grabar y cantar, pelear, morir y vivir, estampar y correr, gritar y callar, amar, bajar y subir, beber, odiar, cortar y pegar, soldar, doblar y volar, bailar y escribir, llorar, crear y jugar.

Hay una espera para cada cosa y una esquina para toda espera.


LEER Y DEPOSITAR TIERNAMENTE JUNTO A LAS DEMÁS CEBOLLAS
GRACIAS

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